Aclaración: este texto que usted posiblemente esté a punto de leer está escrito más que todo como ayuda memoria de una lectura, no es ni de lejos un artículo hecho y derecho, mucho menos un comentario o una crítica literaria. Solo es que tengo mala memoria y una imperiosa necesidad de escribir sobre lo que leo. En este mismo blog, sí que encontrará algunos comentarios que son mucho más serios que este.

Considero que Guerra, de Janne Teller, es una novela -una pequeña novela- realmente notable, porque está escrita en dos formas que no son nada usuales en la literatura, y aún así logra articular una historia, que, además, atrapa y profundiza sin piedad sobre un tema cruel y que nos abarca a todos, aunque no lo pareciera: hablo de que está escrita en segunda persona y en principio en modo subjuntivo, que transita a un presente indicativo a través de preguntas con verbos en condicional, es decir, es como si todo el texto fuera en subjuntivo:

«Si aquí estuviéramos en guerra…, ¿adonde irías? […] El único lugar en el que puedes permanecer es en la cocina. Tu madre tiene bronquitis y está a punto de sufrir otra infección de riñón» (pág. 9).

Guerra (2017)

Y todo este mecanismo temporal, que hace que este texto tenga sentido, lo consigue en un par de oraciones.

Portada del libro "Guerra" de Janne Teller.

Este es más que un artilugio estético. Por una parte nos pone en situación porque nos hace pensar en la guerra en primera persona, que para los que no la hemos vivido es verdaderamente impactante. Y por otra, echa por la borda toda una preceptiva sobre la creación narrativa. Es capaz de mostrar qué es lo que realmente importa en la literatura.

En el fondo Guerra hace lo que hace toda la literatura: nos pone en situación, en lugar de Medio Oriente es México y Centroamérica.  Que tal si… un día estamos en nuestra casa con una rescatable vida en nuestro presente y futuro y al día siguiente perdemos todo. Nos convertimos en desplazados, en rechazados de aquí y de allá, y no somos capaces ni de reconocernos. Pasamos de estar en el centro de la guerra a escuchar noticias de ella. ¿Volver?, esa parece una muy mala buena-idea.

En la mayoría de los textos vemos un personaje y sabemos que de alguna manera somos nosotros, cuando nos identificamos con él, pero en este caso somos el personaje y sabemos que no se trata de nosotros, que se trata de un rostro desconocido de Medio Oriente que se desplazará a Europa. Es decir, el proceso se da a la inversa.

Y como breve es el texto, breve es este comentario.

Josué R. Álvarez

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