El juego de Arcibel es una película Argentina (2003)  dirigida y escrita por Alberto Lecchi con una clara identidad de simbolismoIncrustada en el país ficticio de Miranda, nombre que suena muy latinoamericano, deja entrever en el texto de la obra su ubicación en algún lugar de Sudamérica.


Que sea un país ficticio no debe pasar desapercibido, ya que la filme de no deja de ser una denuncia a las dictaduras comunes en los países latinoamericanos en la segunda década del siglo XX  por lo  que no es capaz de decir que es una historia exclusiva de Argentina, México o Chile, sino que es una historia común a todos los americanos.


Arcibel Alegría (Darío Grandinetti)  es un articulista del también diario  ficticio El Mundo, pero solo sabe escribir artículos sobre partidas de ajedrez con una  fuerte carga literaria. Esto no le genera dinero suficiente para la manutención de su hija, a quien la madre le prohíbe ver, al menos hasta que les lleve algo de dinero. El que sería el último de sus artículos es confundido y ubicado en otra sección del diario, provocando de esta manera la furia del gobierno del dictador General Abalorio, quien interpretó el escrito  como una analogía que criticaba su gobierno. Así, Arcibel, sin saber nada de política acaba como preso político.


De una manera sutil la película muestra  que en tiempos de dictadura, hasta el más inocente de los movimientos puede inquietar al gobierno. Es una muestra simbólica de la injusticia que, puede al azar, acabar con la vida de cualquiera.


Alegría se adapta a la cárcel, ayudado por Palacios, otro recluido con el que juega ajedrez de celda a celda en una especie de clave morse. Inventa con sus compañeros un juego de la ruleta, en el que apuestan libros, camisas o cualquier pertenencia digna de desear.  Recibe con frecuencia la visita de la hija que al crecer también escribe en el periódico, solamente que ella no hace artículos sino que escribe el horóscopo y los crucigramas. 
Lecchi nos recuerda en El juego… que la vida es un poco de azar, como hasta este punto de la película  “El azar es terrible, pero necesario” (Lecchi, 2003 )  y un poco estrategia, como en el resto de ella.

Escena desde la película

El héroe de la historia inventa un juego de azar-estrategia sobre la República de Miranda (una especie de Monopolio) cuyo objetivo es liberar al país de la dictadura, y se lo enseña a un chico nuevo  “El secreto es rodearte y dejar que te mueras de hambre” (Lecchi, 2003 )  Este juego después se convertirá  en la jugada final que liberará a todos en la realidad. Dicho movimiento será dirigido por el pupilo que en quizás una de las partes peor logradas de la película, logra escaparse.  

Mapa desde la película

Arcibel crea juegos para no aburrirse, y de alguna manera mantenerse vivo. Es una trama sencilla, que tiene su mérito en hacer de la misma película un juego de azar y estrategia a través de personajes peculiares, además de gozar de cierta profundidad filosófica y política.  Una historia cruda, vestida de oveja.

El guion  tiene los puntos de giro necesarios y mantiene la tensión hasta las escenas finales. Por otro lado, la dirección soluciona bien las escenas clave.De la música no hay mucho que decir. Las interpretaciones son sobrias, en especial la del ya para entonces consagrado Darío Grandinetti y del más conocido como cantautor, Diego Torres.
Es una película que a mi juicio, merece un mejor lugar en la memoria sin llegar a ganarse un espacio entre las mejores del cine argentino.

Por Josué R. Álvarez