¿Cómo se llama eso de corregir lo que ya está corregido? No, no es vergüenza, se llama ultracorrección. Puede pasar en cualquier ámbito, pero sucede con mucha frecuencia en la lengua. La razón por la cual se da este fenómeno es que hay frases que tienen la apariencia de estar mal porque no encajan con lo que nos han enseñado o con lo que suponemos que debería ser la lógica de la lengua. A continuación, te presento algunas de las ultracorrecciones más comunes.
«Luz» por «energía eléctrica»

Es común escuchar que las personas hacen un enorme esfuerzo y se autoultracorrigen cuando dicen «luz» para referirse a esa realidad física que hace que funcionen el televisor, la refrigeradora y hasta la computadora en la que quizá estás leyendo este artículo. ¿De dónde viene esta necesidad de corrección y qué es lo que aparentemente se está corrigiendo? La confusión surge de una supuesta imprecisión léxica. La palabra «luz» se refiere según el Diccionario de la Lengua Española (DLE) a aquello que hace visibles los objetos. «Y eso no es energía eléctrica», dicen algunos. Pero olvidan que las palabras son como arcas abiertas, que están todo el tiempo en disposición de aceptar nuevos significados, nuevas acepciones. Y fue lo que pasó aquí. De hecho, el DLE tiene registrado para la palabra «luz» el significado «energía eléctrica» en su tercera acepción. Entonces, ¿está mal si digo que se fue la energía eléctrica? No, es tan válido como decir que se fue la luz.
¿Buen día o buenos días?

¿Cómo lo decís vos? Yo siempre digo «buenos días». Te has de preguntar por qué decirlo en plural si es singular, es un solo día. Resulta que la lengua usa los plurales y singulares para marcar más que la cantidad. En este caso el plural está marcando la intensidad, es decir, el profundo deseo de que tenga un buen día. No quiere decir que «buen día» sea menos cortes, pero la opción en plural va mucho más allá. Sucede lo mismo con palabras como «gracias» y «felicidades».
Y si te estás preguntado si de todas maneras sería un error de concordancia, pues no, porque no hay con quién hacer concordancia, así que no habría ningún problema. Ahora podés elegir entre los dos con toda tranquilidad.
Doble negación

«No hay nadie», «no tengo nada», «no iré nunca» son algunas de las supuestas dobles negaciones con las que nos enfrentamos todos los días. Y sí, desde el punto de vista de la lógica una doble negación construye una afirmación. Es como menos por menos, igual a más. Pero la lengua no siempre es lo más lógico, y si de matemáticas se tratara no habría necesidad de crear códigos simbólicos para eliminar las subjetividades de la lengua.
Lo que sucede en ese tipo de frases que aparentemente niegan dos veces es que están reforzando la afirmación. Y son válidas dentro de todos sus contextos de uso. Y a esta sección no tengo nada más que agregarle.
Vaso de agua

Dejo para el final la más polémica de todas: «No se dice vaso de agua, se dice vaso con agua». Este abuso de lógica para con la lengua surge de la idea de que la preposición «de» indica nada más materia. Pero no hay nada más lejos de la verdad. Siguiendo esta lógica, si yo digo «el carro de Alejandra», estaría afirmando que las llaves están hechas de Alejandra. Pues no, quiere decir que pertenecen a ella. Esta preposición indica procedencia, pertenencia, materia y contenido. Es decir, que cuando decimos que es un vaso de agua, estamos diciendo que el vaso contiene el agua. Solo piensa o investiga cómo se dice también en otras lenguas, y verás que todas siguen la misma lógica.
Por otra parte, la preposición «con» sirve para indicar compañía, mezcla, instrumento, entre otras posibilidades. «Ana salió con Juan», «quiero arroz con pollo», «lo llené con una cubeta». Y no, no se trata de una «aceptación» de la Real Academia Española, siempre ha sido así. ¿Tenés duda de eso?
Josué Álvarez