ACLARACIÓN: Este artículo tiene fines únicamente de entretenimiento, NO es informativo.
De vez en cuando surgen juguetes que todos quieren tener. Se vuelven tan populares que, además de las versiones originales, se comercializan las versiones piratas. Todos hablan de ellos, y como es natural, se relatan algunas leyendas urbanas a su alrededor. La verdad es que nunca supimos si de verdad había sucedido algo por lo menos parecido o era un invento para que ya no insistiéramos con el juguete
Aquí te presento algunas que van desde lo trágico hasta lo tenebroso.
- Los clacker

Los clacker fueron un juguete muy popular en mi infancia. Consistía en dos bolas amarradas a un cordón, y este a su vez a un anillo, que se colocaba en el dedo medio. La diversión consistían en mover la mano de arriba hacia abajo para que las bolas chocaran tanto sobre como debajo de la mano que sostenía el juguete. Ganaba el que lograba tener en movimiento los clacker el mayor tiempo, y si estabas solo, era un reto personal.
Evidentemente había que imprimirle mucha velocidad a la hora de jugar con los clacker, lo que convertía a las bolas en un violento proyectil. Hay que decir que estaban hechas de un material muy fuerte. Y claro, ahí estaba abierta la posibilidad de la leyenda. Esta contaba que a un niño o a una niña, según la versión, mientras jugaba, una de las bolas se le había desprendido del cordón y había impactado en su frente. Este, según la leyenda, murió.
Recuerdo que el argumento para defender nuestro juguete era: seguro era de los piratas.
- Los tazos

Los tazos llegaron para quedarse. Son tan simples y encantadores. Ese plástico circular que contiene imágenes de cuanta serie animada nos imaginemos parece muy inofensivo. Pero sí, hay detrás de ellos una historia de muerte. Recordemos que (al menos en mi país) la única manera de obtener un tazo es comprando un churro (boquitas, snacks,). Cuenta la leyenda que un niño no utilizó las manos para llevarse el bocadillo a la boca, sino que consumió directo del paquete. El tazo fue directo a la garganta y el niño se asfixió y murió. Debo aclarar que en mi escuela murió un niño aparentemente en estas circunstancias, pero yo era muy pequeño y a estas alturas de mi vida no logro recordar si fue cierto o no.
Los tazos en realidad son grandes, y difícilmente lleguen a la garganta, así que eso dificultaría mucho que algo así pasara. De todas maneras, es mejor buscar el tazo dentro de la bolsita, limpiarlo y agregarlo a nuestra colección. Después proseguimos a degustar nuestro churro.
- Hielocos

Uno de los artículos de colección/juguetes más recordados de finales de los 90 e inicios de los 2000 fueron los hielocos, producto de Coca Cola. Tenían una forma muy peculiar —entre monstruosa y marciana—, y a los adultos les podría parecer un tanto macabra. De aquí surge la historia —que se comparte con varias figuras de acción—. Sí, justo lo que estás pensando, cobraron vida, y desaparecieron a un niño. Cada quien le añadía los detalles, según quería. Normalmente el protagonista era un niño que vivía solo con su abuela. Bueno, así eran las historias que nos contaban para que ya no insistiéramos más con algunos productos.
- Juguetes tóxicos

Entran en esta lista las bolitas de agua de gel, los peces (y demás animales) que se hacían grandes en el agua, las bolas de agua antiestrés, los pegalocos, entre otros. Ya ven que lo líquido y lo gelatinoso no da buena espina. Aquí lo fundamental de la historia es la intoxicación y la consecuente muerte. Si bien muchos de estos productos eran vendidos en la calle, sin ningún tipo de etiqueta, instrucciones, advertencia, indicación o descripción de materiales, también es probable que estas historias no sean más que morbo popular. Nunca está de más tomar algunas precauciones, sobre todo con los niños, que tienen la costumbre de llevarse los juguetes a la boca.
Josué R. Álvarez