Una de las primeras nociones que se suele dar del punto (.) es que hay tres, repitan conmigo: punto y seguido, punto y aparte y punto final. Pero lo cierto es que no es así, el punto es uno solo, es aquel signo ortográfico que marca el final de la oración (a pesar de que tenga algún otro uso como colocarse al final de las abreviaturas). Esa noción de seguido, aparte y final, más corresponde a si la oración está al inicio o en medio del párrafo, al final del párrafo o al final del texto.
Pensar al punto de esa manera es más bien empañar su verdadero brillo. Su labor fundamental es marcar el final de una oración independientemente de donde esta se encuentre. Dice la Real Academia Española: Más que un asunto de ortografía, la elección entre un punto y seguido y un punto y aparte —o entre el punto y otros signos delimitadores como el punto y coma o los dos puntos— tiene que ver con destrezas relacionadas a la organización de la información… (Real Academia Española & Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010).
Es un tema que está más relacionado a saber cuándo cambiar de oración y de párrafo, que con el punto en sí. Visto así, no se puede enseñara usar el punto, lo que hay que hacer es enseñar a escribir oraciones y organizar la información.
Solamente como dato curioso, en la Gramática de la lengua española (Academia Española) de 1931 en el capítulo XXXII, que se ocupa de la ortografía, no se hace mención del punto, sino que solamente del punto final. Para no generar confusiones y tener mayor claridad, transcribo aquí el apartado:
DEL PUNTO FINAL
Se pone punto final cuando el periodo forma completo sentido, en términos de poder pasarse a otro nuevo sin perder la comprensión de aquél (sic). Esto es tan claro que no ha menester ejemplos.
Resta advertir que en toda clase de escritos, suelen hacerse después del punto final ciertas separaciones o divisiones llamadas párrafos, cada uno de los cuales ha de empezar en renglón distinto de aquel en que acaba el anterior, y más adentro que las otras líneas de la plana. Deben utilizarse tales divisiones cuando se va a pasar a diverso asunto, o bien a considerar el mismo desde otro aspecto.
Este último párrafo evidencia que a lo que se llamaba punto final en aquella época era a lo que hoy se conoce como punto y aparte. Consideraban como función primordial del punto separar párrafos. Eso explica las oraciones tan largas de la época. Aunque revisando la misma gramática, es fácil darse cuenta de que a pesar de que las oraciones eran muy largas, sí había un punto en el que se separaban dentro del mismo párrafo.
Otra curiosidad es que se habla primero y más de la coma que del punto.
Bibliografía
Academia Española. (1931). Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Caple.
Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española. (2010). Ortografía de la lengua española . Madrid : Espasa.