La película española El hoyo dirigida por Galder Gaztelu-Urrutia es quizá una de las propuestas más arriesgadas de 2019. El largometraje causó un enorme revuelo con su llegad a Netflix, por su extraño argumento comenzaron a surgir teorías de lo que significaba: que si es un reflejo de los estratos sociales, que si es una crítica al capitalismo, que si es un crítica a la moralidad de nuestra vida moderna. En fin, los desentrañamiento no pararon, sin embargo, creo que se dejaron descuidados varios elementos.

Por si no la has visto te cuento un poco por donde va el argumento de la cinta española. Un tipo se despierta un día en una especie de celda que comparte con otro tipo ya mayor. Se sugiere que él quiso entrar por su cuenta ahí aunque no tiene ni la menor idea de cómo llegó. Pronto se da cuenta que en medio de ese sitio hay un agujero y que hay compartimientos idénticos arriba y abajo, por ese agujero pasa un ascensor que trae la comida. Lo problemático es que los de arriba se quedan con toda la comida mientras que a los de abajo les llegan puras sobras. Las posiciones cambian cada semana y pueden aparecer o muy arriba o muy abajo. Si están muy abajo hasta puede haber canibalismo porque no llega comida. Eso es la película contada de manera muy simple, no cuento más para que vayan a verla.
Si pensamos en el argumentos encontraremos que es muy fácil hacer la analogía: las clases altas comen y las de abajo dejan de comer porque los de arriba lo consumen todo. Pero nada más eso, porque realmente ese argumento fantástico es solo un pretexto para contar otras historias que se van hilvanando. Por ejemplo, la chica que siempre sube y baja en el ascensor de la comida o la psicología de los personajes que van apareciendo. Entonces, esa simple analogía queda la verdad bastante pobre.
Es posible que solamente se nos haya querido contar la historia tal cual le hemos visto o la veremos en la pantalla. La película es suficientemente buena como para prescindir de las exégesis que queremos hacer de ella. A mí, particularmente me encantó la historia y los invito a que la vean sin un afán simbólico y/o metafórico. Creo que la producción española se basta por sí sola. No necesita de un aire política. Es una historia que mantienen la tensión de principio a fin.
¿Pero la actitud? ¿Pero lo que sucede se parece tanto a lo que vemos? Sí, pero eso es natural en toda producción artística. Las conductas, actitudes y sentimientos siempre serán profundamente humanos, no importa cuáles sean. Por eso es por lo que nos resulta tan familiar a un sistema social compuesto evidentemente por humanos.
Por la misma razón el final ha resultado tan desconcertante, porque tal vez no pretende ser una lección, sino solo una final para la historia que se nos presenta.
Como siempre digo en mi podcast, quizá solo querían contar la historia y ya, pero cada espectador tiene derecho a hacer la interpretación que guste. Para eso es el arte.
Además, ¿no les parece que lo de la analogía es demasiado obvio?
Chau.
Josué R. Álvarez