Converso muy presto con mi yo lírico,

más propenso a la melancolía.

Tal vez más fantástico, más onírico,

pero sonríe con la brisa mía.

.

Me dice con tono de ángel satírico

que jugarme las carnes debería:

usar nuestro apetito vampírico

y disfrutar de la galantería.

.

Le digo que en nuestro rugir selvático

solo hay una voz que fuerte se escucha.

«Es la mía», se responde casi enfático;

.

y así entrambos comienza una lucha

con colores de romance lunático

que acaba en sonetos y paparrucha.

Josué R. Álvarez