La repartición de tildes fue una cosa muy curiosa. Doña Régula Ortográfica, una señora muy estricta, atendió por orden de llegada.

Las primeras en llegar fueron las sobreesdrújulas (palabras muy raras), por eso les dieron tilde a todas sus palabras. Las siguientes fueron las esdrújulas. A ellas, que eran palabras muy cultas y muy amigas de las sobreesdrújulas, también les dieron tildes para todas sus palabras.

El problema comenzó cuando le tocó a las graves, que llegaron de penúltimas. Entonces a ellas, por la escasez, les dieron tildes solo para sus palabras terminadas en consonante, pero no ajustó para las terminadas en n o s.

A las agudas, las más lentas de todas, como llegaron de último, les dieron tildes solamente a las que terminaban en vocal. Y sorpresivamente, doña Regula halló otras cuantas y también  les dio para las palabras que terminaban en n o s.

Josué R. Álvarez