Vi El juego del calamar apenas salió, y no imaginé que se convertiría en un hito, principalmente porque no me gustó tanto. De hecho, el último episodio fue muy decepcionante.
Sí, es una serie visualmente muy atractiva, lo que más ha cautivado es su estética misteriosa, juguetona y contradictoria. Cuenta con excelentes actuaciones y tiene una historia particular, pero que tampoco podría calificarse como fuera de serie. En los siguientes párrafos te encontrarás con los puntos que, según mi juicio, harán que no pase de ser una moda.

- Buena analogía, pero demasiado obvia
El juego del Calamar se propone como un juego siniestro fundamentado en los juegos inocentes de la infancia, donde los ricos se divierten a costillas de la desesperación de los pobres, que a su vez es causada por las deudas que tienen con los ricos. Claro, en estos tiempos que corren, quién no se siente identificado con una buena deuda. Se nos trata de revelar la vida real, esa lucha encarnizada por sobrevivir que paradójicamente nos mata. Esa analogía, aunque está bien, es demasiado inmediata. Es como la metáfora «tus cabellos de oro», que técnicamente está bien, pero no causa ningún efecto en el lector.
Desde la escritura, se trata de no plantear la fácil dicotomía de que los ricos son malos y los pobres, buenos; ya que los que participan en el juego no son una joyita, pero de todas maneras están en una posición de desventaja. No dejan de ser el Camerún que juega contra Brasil. ¿Dónde hemos visto antes esta simpatía por posicionamiento?
- Guion decente, pero obvio
Es claro que el participante 456 no puede morir, por lo tanto, será el ganador. A pesar de ello, hay un enorme esfuerzo en la articulación de la historia por crear momentos de tensión. La fórmula es la misma de siempre: poner en situaciones límite al héroe de la historia, y con un elemento orgánico de la serie (para no hacer un Deus ex machina) salvarlo en el último momento.
No deja de ser tampoco la historia del underdog, el menos habilidoso, el menos malicioso, aquel en el que nadie creía: un David que derrota a Goliat, un Iván que no es tan tonto. La serie quiere empatizarnos con 456, tanto así, que gana sin cobrar la vida de nadie. Al menos directamente, porque él también jaló de la cuerda cuando fue necesario sobrevivir.
Uno de los puntos positivos es que no sobreviven todos aquellos con los que se empatiza. Pero sí —lo repito— sobrevive con el que más.
En resumen, es la historia de unos ricos maléficos que encierran a unos pobres a matarse por dinero. Gana uno de los más débiles, desde cuyo punto de vista se está contando la historia. No hay más. Bien podría ser la fábula de unos gallos de pelea.

- ¿Por qué habrían de volver?
Sí, son personas ya sin nada que ganar ni nada que perder, y quizá haya en la cultura de Corea del Sur algo que aquí en América no acabamos de entender, pero parémonos a pensar por un rato: no había razón para regresar a ese lugar de muerte. Quizá haya que volver un poco a Viktor Frankl. Cualquiera que quiera defender este punto dirá, que desde el punto de vista simbólico el regreso a ese sitio significa, en primer lugar, el absurdo de la vida cotidiana para esas personas, y en segundo, que las personas hacen cualquier cosa por dinero, pero de todas maneras, ellos saben que es una muerte segura. ¿Es una historia de suicidio colectivo?
Además, no se puede valorar una serie desde el punto de vista de lo que simbólicamente quiere transmitir, sino como un producto en sí mismo. Y como producto en sí mismo es una historia más.
- Todos se quieren aprovechar
Cuando comenzó el éxito de la serie surcoreana, comenzaron a salir notas un tanto absurdas sobre las supuestas curiosidades de la serie. Hasta se llegó (en un uso flagrante del clickbait) a titular en tono de pregunta si había sido basada en hechos reales. Ese tipo de notas no hace más que evidenciar la necesidad de algunos medios de que haya temas virales, temas que le interesen a todos. Por lo que a la bondad de la serie hay que sumarle la exagerada propaganda. También han comenzado a surgir teorías sobre que 001 es el padre de 456, que no aportarían más que un tono anecdótico a la serie.
- Una posible segunda parte
Una segunda parte no haría más que terminar de echar todo por la borda. Esto es más o menos como el efecto Jurassic Park, ideas buenas que se agotan en sí mismas. ¿Qué más podríamos ver en una segunda parte? ¿A un grupo nuevo? ¿A 456 volviéndose uno de los organizadores como se sugiere con un anterior ganador? ¿A 456 tratando de desmontarles el espectáculo? ¿A la policía detrás de ellos? ¿La trama detrás de 001?
En términos generales, se trata de una buena serie, pero nada espectacular, un boom mediático, y eso es todo.
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Josué R. Álvarez