Diego más allá de Maradona

Cuando se tiene un mínimo de cultura futbolera, se lee el título «Fue la mano de Dios» y se avistan unas escenas de Nápoles uno cree que está frente a una película futbolera, pero no es así. En realidad, el largometraje de Sorrentino no es ni siquiera sobre el estallido social que significó la llegada del campeón del mundo en México 86. La incidencia que tiene él en el desarrollo de la película es mínima, aunque también es clave, pero a nivel más personal e íntimo.

Y este es para mí un homenaje más grande aún, porque Diego posiblemente tocó las fibras más íntimas de los hogares napolitanos, fibras que poco o nada tuvieron que ver con el fútbol.

Nápoles más allá del fútbol

Durante la película se nos va mostrando Nápoles, su belleza, su esplendor e incluso se recurre a la cultura popular. Por ejemplo, al Pequeño Monje, cuyas apariciones pueden decidir la suerte de las personas que se lo encuentran. También se nos muestra la otra cara, la cara menos alegre de la delincuencia y la poca fortuna. La película sin ser pretensiosa busca ser totalizadora respecto a la ciudad. Se nos propone como un lugar con muchas historias que son dignas de ser contadas, tal cual sucede en la película.

Transición hacia la edad adulta

Fabietto pasa por varias situaciones que son parte del tránsito de la adolescencia a la adultez. Al principio no parece que la película fuera por allí, pero es así. Quizá crece con algo de prisa, hay situaciones un poco atropelladas que no van como se esperaban, pero poco a poco él va cobrando conciencia de los cambios, y logra adaptarse. Fabietto ama profundamente a sus padres, y ese es otro detalle de la película que la vuelve tan íntima.

¿Qué sucede con Patricia?

El personaje más extraño de «Fue la mano de Dios» es Patricia. Al principio parece que tendrá un papel fundamental en la película, porque es a quien vemos apenas comienza, y en una escena muy interesante, pero no es así. Pareciera que patricia representara los deseos y los sueños más extravagantes de Fabietto. Suena increíble cuando dice que vio al Pequeño Monje nadie le cree excepto Fabietto, pero todos lo vimos, ella estuvo allí. Parece descabellado, pero no miente. Lo que sucede al final con ella, es probablemente lo que suceda con nuestros sueños. El sueño mismo del Nápoles de llevar a Maradona a una ciudad pobre del sur de Italia cuando aparentemente está cómodo en una de las ciudades más hermosas de Europa. «¿Tú crees que vendría a este lugar estando en Barcelona?», se dice en los primeros minutos de película, pero sucede. Nápoles es propuesta como ciudad de milagros.

Valoración

Creo que es una gran película, no hay dramatización exagerada. El título le juga un poco en contra, pero apenas uno lee una reseña o lee una sinopsis bien hecha el prejuicio se queda atrás. Es una película para disfrutar, para verter un poco de tinta y para que permanezca en nuestras retinas un buen tiempo. Hay un gran trabajo actoral, la fotografía resalta a la ciudad, que es lo que busca y la historia no se queda en el cliché, sino que toma su propio rumbo, como Fabietto.

Josué R. Álvarez

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